El C.D. Fortuna volvió a demostrar su fortaleza mental y su espíritu competitivo con una victoria llena de emoción y carácter. Los nuestros se impusieron por 3–2 tras un encuentro vibrante, en el que pasaron de dominar con claridad a sufrir en los minutos finales y terminar festejando un triunfo de los que refuerzan al grupo.
Tres puntos más, trabajados, sufridos y celebrados con el corazón.
🔥 Primera parte de manual
El C.D. Fortuna salió enchufado desde el inicio, con una lectura del partido perfecta. A diferencia de otros encuentros, entendió bien lo que el juego requería: paciencia, orden y velocidad en las transiciones. La estrategia funcionó a la perfección.
Sin necesidad de presionar demasiado arriba, los nuestros esperaron en bloque medio y castigaron al rival con rápidas salidas por banda, generando mucho peligro en cada contra.
Así llegaron los dos goles de la primera mitad (Pablo Fernández en el minuto 18 y Miguel Ángel Calderón en el minuto 44): dos acciones rápidas, bien trabajadas y ejecutadas con precisión, que reflejaron el plan de partido. El 2–0 al descanso pudo ser incluso más abultado, con varias ocasiones claras que rozaron el tercero. Atrás, defensa impecable: Tudor vivió una primera parte sin apenas trabajo, muestra del control absoluto del equipo.
⚔️ Del dominio al sufrimiento
La segunda parte comenzó con la misma tónica: el C.D. Fortuna buscaba el tercero y tuvo ocasiones para sentenciar.
Sin embargo, un pequeño despiste defensivo cambió el guion. Un balón suelto en el área terminó dentro y el 2–1 reactivó al C.D.E. Fuenlabrada Promesas Vivero.
A partir de ahí, los visitantes se vinieron arriba y el partido se volvió más caótico. Pese a jugar con uno menos, el C.D.E. Fuenlabrada Promesas Vivero encontró energía para empatar de penalti en el minuto 87 (2–2).
Un golpe duro que podía haber cambiado todo… pero no a este equipo.
💥 Reacción y gol agónico
Lejos de rendirse, el C.D. Fortuna tiró de orgullo. Con los minutos corriendo y la superioridad numérica, el equipo se fue con todo al ataque. En una rápida contra, Izan apareció en el momento justo para marcar el 3–2 y desatar la locura en el banquillo y la grada.
El tanto hizo justicia a la insistencia del equipo, que incluso tuvo opciones para ampliar la ventaja antes del pitido final.
Una victoria sufrida, pero merecida, que deja un sabor especial por la forma en la que se consiguió: creyendo hasta el final.
💪 Espíritu Fortuna
Este triunfo refuerza la confianza y el carácter de un grupo que nunca baja los brazos.
El equipo demuestra, jornada tras jornada, que más allá del juego, la unión y la fe son sus mayores virtudes.
❤️💚 ¡Fortuna nunca se rinde! Seguimos sumando, seguimos creyendo.
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